lunes, 2 de noviembre de 2009

La primera edición de Nocturnia arrasa en la noche ruteña de Todos los Santos.

“Su excelencia, el Señor de Nocturnia, se complace en invitarle a la noche de la Luna Roja, en la que siervos y condenados le honrarán para reconocer su dominio sobre el Reino de las Sombras. Los Nobles vestirán de riguroso luto. Los Plebeyos, según sus posibilidades”.

Un momento de la representación teatral.
Con estas inquietantes palabras, escritas peculiarmente en el programa de mano ofrecido por la Asociación Artefacto, y colocado en cada uno de los asientos, se daba la bienvenida a los Invitados de Nocturnia. La noche del 01 de noviembre, festividad de Todos los Santos, en unas “mazmorras” del mercado totalmente decoradas para la ocasión, se recibía al público, el cual llenó completamente el aforo establecido en un principio, por lo que muchas personas se quedaron en pie al final de la sala.

La noche de la Luna Roja estaba a punto de comenzar. El presentador daba el pistoletazo de salida. Tras esto, se hizo el silencio y, la luz tenue,... se apagó. El Señor de Nocturnia avanzaba, triunfal, por el pasillo central, acompañado de sus verdugos. Se postró en su sillón y comenzó el rito de pleitesía, en el que el público fue partícipe. A continuación, poco a poco, fueron entregándose las seis ofrendas previstas, a cargo de los seis condenados, respectivamente. Se ofrendaron el anillo, el diario, la pluma, el cofre, la cuchilla y la cinta. Acompañando a cada obsequio, al Señor de Nocturnia también se le ofrecían relatos de terror, misterio, humor o cortos de cine.

El público ovacionó a los actores
al finalizar la obra.
Entre cada ofrenda, una obra de teatro, con protagonistas incluidos, hacía más llevadera la estancia. La historia se iba resolviendo conforme pasaba la noche, hasta poder desvelarse el misterio de Nocturnia en el acto final. Un programa lleno de sorpresas, misterio, sobresaltos y terror, mucho terror, que caló de lleno en el público, hasta el punto de ovacionar en pie a los actores, justo después de finalizar el acto.

Como colofón, chocolate y bollería casera para calmar los ánimos y tranquilizar al público, aunque, sin poder evitarlo, el misterio de Nocturnia seguirá rondando sin cesar la noche ruteña de Todos los Santos…

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